KELLYN TATIANA INICIA EL CAMINO HACIA EL ÉXITO

EL ÉXITO EN LA VIDA NO SE MIDE POR LO QUE HAS LOGRADO, SINO POR LOS OBSTÁCULOS QUE HAS TENIDO QUE ENFRENTAR EN EL CAMINO.

Nuestra invitada de hoy es KELLYN TATIANA SANCHEZ FLOREZ.
DISCIPLINA: JUDO.
LOGROS: 1 MEDALLA DE BRONCE EN LA COPA PANAMÁ CATEGORÍA SUB 13 y medalla de oro en el campeonato suramericano de Uruguay (este último el pasado fin de semana.

Kellin Tatiana, nació en Buga el 04 de julio de 1998, es hija de Carlos Alberto Sánchez y María Edith Flórez, está estudiando en la Institución Educativa Tulio Enrique Tascón en el grado siete dos.

Integrante del Club Deportivo Kindai de Judo, adscrito al IMDER Buga, entrena bajo las órdenes del maestro Gustavo Palau, desde hace año y medio en el coliseo Luís Ignacio Álvarez Ospina.

Ella y sus padres debieron buscar recursos y endeudarse para representar a Buga. Ahora con sus triunfos ¿cuántos se subirán al coche de la victoria?

A ella la queremos felicitar y alentar con este relato sobre cómo conseguir el éxito, la historia habla sobre dos aspectos básicos: PERSEVERANCIA Y NO ESCUCHAR A LOS ROBASUEÑOS que son unos INCAPACES, aquí esta: Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes.
¿Hacia dónde te diriges? le preguntó. Sin dejar de caminar, la oruga contestó:
Tuve un sueño anoche: soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo.
Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amigo se alejaba; ¡debes estar loco!, ¿cómo podrás llegar hasta aquel lugar?, ¡Tú, una simple oruga! Una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable.
Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó, su diminuto cuerpo no dejó de moverse.
De pronto se oyó la voz de un escarabajo:
¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño? Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante: Tuve un sueño y deseo realizarlo, subir a esa montaña y desde ahí contemplar todo nuestro mundo. El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo: ‘Ni yo, con patas tan grandes, intentaría realizar algo tan ambicioso’. Y se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros.
Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor le aconsejaron a nuestro amigo a desistir, ¡No lo lograrás jamás!, le dijeron, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. “Estaré mejor”, fue lo último que dijo y murió.
Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos, ahí estaba el animal más loco del pueblo, había construido como su tumba un monumento a la insensatez, ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable.
Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos, aquella dura envoltura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta, poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: ¡Una mariposa! No hubo nada que decir, todos sabían lo que pasaría, se iría volando hasta la gran montaña y realizaría su sueño, el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir. Todos se habían equivocado.
Dios nos ha creado para realizar un sueño, vivamos con él, intentemos alcanzarlo, pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta de que no podemos, quizá necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas, y entonces, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo lograremos.

¡¿Que no le hablen en Chino!