Sigo con fe y esperanza en el deporte de Buga


Todo está servido para que el himno a Guadalajara de Buga suene incesantemente a lo largo y ancho del departamento del Valle del Cauca, cuando los deportistas participen en cada prueba o campeonato. A continuación les diré por qué: Tenemos deportistas con un talento impresionante, unos monitores y entrenadores que han demostrado su enorme compromiso, unos padres de familia que se desviven por dar a sus hijos lo que necesiten, a fin de verlos triunfar; unos escenarios que no son los peores del Valle del Cauca, una ciudad en la cual es muy fácil desplazarse a los diferentes escenarios.
Ahora, si hablamos de las directivas del IMDER, en este momento hay un equipo de personas que conocen del tema, encabezadas por el Licenciado Héctor Jairo Parra Romero; pasamos a la dirección técnica, John Jairo Cifuentes, tiene experiencia; ni se diga de John Harold Suárez, un Alcalde deportista y docente que alguna vez fue Director del IMDER.
Qué bueno sería ver por fin condiciones para los deportistas como estas: Un  equipo médico atendiendo a nuestros deportistas, además  contar con una ambulancia debidamente equipada, un médico general, un fisioterapeuta, un traumatólogo y un masajista; apoyo de nutricionista, que recomiende el menú ideal. Además de esto, los entrenadores en permanente capacitación, por eso tengo fe y esperanza que todo marchará como debe ser.
Ahora los dejo con la reflexión, esta vez el tema es la honestidad: Hubo una vez un emperador que convocó a todos los solteros del reino, pues era tiempo de buscar pareja a su hija. Todos los jóvenes asistieron y el rey les dijo: "Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros. Al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido, y la planta más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino".  Así se hizo. Había un joven que plantó su semilla, la cual no germinaba. Mientras tanto, todos los demás jóvenes no dejaban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas.  Llegaron los seis meses y todos los jóvenes desfilaban hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas.  Con la cabeza  baja y muy avergonzado, desfiló el último hacia el palacio con su maceta vacía. Todos los jóvenes presumían de sus plantas y al ver a nuestro amigo saltaron en risa y burla.  En ese momento el alboroto fue interrumpido por la llegada del Rey.  Hicieron sus respectivas reverencias, mientras se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas.  Finalizada la inspección hizo llamar a su hija, y llamó de entre todos al joven que llevó su maceta vacía; atónitos, todos esperaban la explicación de aquella acción.
El Rey dijo entonces: "Éste es el nuevo heredero. A todos ustedes se les dio una semilla infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas.  Este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, leal y valiente, cualidades que un futuro Rey debe tener y que mi hija merece".

¡¿Que no le hablen en Chino!