¿Qué pasa con el deporte en Buga?



“No hay cosa que los hombres traten de conservar tanto ni administren tan mal, como su propia vida”. Jean de la Bruyere

Es una pregunta que hacen los ciudadanos del común por estos días, hay mucha expectativa en torno a las ejecutorías que pueda realizar el Licenciado Héctor Jairo Parra Romero, al frente del máximo ente deportivo municipal, con su equipo de trabajo durante los próximos 3 años. Héctor Jairo, asumió este cargo en agosto de 2012, es decir,  han transcurrido 5 meses, tiempo suficiente para que el profesional tenga una idea clara de lo que pretende y los cambios que conduzcan a una buena ejecutoría. Los entrenadores de las diferentes disciplinas salieron a vacaciones el día 15 de diciembre de 2012 y esperan iniciar labores el 1 de febrero, según lo que hemos podido establecer.  Tengamos en cuenta que en el presente año tendremos Juegos Departamentales del Valle, a finales del 2013; por esto la preocupación de los entrenadores que tendrán un relativo corto tiempo de preparación. Esperemos que una vez inicien los trabajos con las diferentes disciplinas, las inquietudes y expectativas queden satisfechas para todos los actores que participan en el mundo deportivo local.  A propósito de Juegos Departamentales del Valle del Cauca: cuando éstos se llevaron a cabo en Buga, critiqué vehementemente el hecho de que se trajeran deportistas de otros municipios para representar a Buga en disciplinas como Karate, Atletismo y Fútbol de Salón Femenino  (aunque esto lo permite la carta magna que rige los Juegos Departamentales). En 2013 hacemos un llamado especial al licenciado Héctor Jairo, para que no se repita ese mismo hecho, no estoy de acuerdo con que los recursos que pueden ser invertidos en deportistas locales, los utilicen en deportistas “foráneos”.  La razón de ser de un instituto como el IMDER es la de hacer procesos con talento propio.  Así que reitero: No debemos admitir más situaciones de estas en el deporte local, si ganamos o perdemos, que sea con lo nuestro, no “con ropa prestada”.  
Este lunes 28 de enero les invitamos a que escuchen Deportes del Medio Día, a través de Voces de Occidente de RCN 860 del A.M. en el horario de 1:00 a 2:00 p.m., donde los actualizaremos acerca del deporte local, nacional e internacional.  
Ahora la reflexión: Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media, un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de asesinato.  El culpable era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró hallar un chivo expiatorio para encubrirlo.  El hombre fue llevado a juicio y comprendió que tendría escasas oportunidades de escapar de la horca.  El juez, aunque también estaba confabulado, se cuidó de mantener todas las apariencias de un juicio justo. Por eso le dijo al acusado: “Conociendo tu fama de hombre justo, voy a dejar tu suerte en manos de Dios: Escribiré en dos papeles separados las palabras “culpable” e “inocente”. Tú escogerás, y será la Providencia la que decida tu destino”.  Por supuesto, el perverso funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: “Culpable”. La víctima aún sin conocer los detalles, se dio cuenta de que el sistema era una trampa.  Cuando el juez lo conminó a tomar uno de los papeles, el hombre respiró profundamente y permaneció en silencio unos segundos con los ojos cerrados. Cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y, con una sonrisa, tomó uno de los papeles, se lo metió a la boca y lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon. -Pero, ¿qué ha hecho? ¿Ahora cómo diablos vamos a saber el veredicto?  -Es muy sencillo -replicó el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué.  Con refunfuños y una bronca muy mal disimulada, debieron liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo.  “Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida, ni de luchar hasta el último momento. En momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.


¡¿Que no le hablen en Chino!