LA OTRA CARA DEL MUNDIAL DE FUTBOL SUDÁFRICA DIAMANTES Y POBREZA

“ La verdad es dura como el diamante y delicada como la flor “

Llama la atención este titular aparecido en la presente semana cuando se inicia el Campeonato Mundial de Fútbol “Sudáfrica tierra de diamantes y pobreza”, que vaina… siendo este país famoso por sus minas de diamantes, sigue sumida parte de su país en una inmensa pobreza, “es muy normal ver por las calles niños indigentes que viven de la limosna sin un techo estable en donde vivir y personas desamparadas y desfavorecidades”.
Un Campeonato Mundial de Fútbol es un gran acontecimiento que mueve masas y levanta las pasiones más desenfrenadas. Ocurre cada cuatro años y en esta ocasión se celebrará en un país muy especial en todos los conceptos.
Pero si lo anterior es lamentable, lo que a continuación dicen los medios es penoso, porque la creación más importante: El ser humano en Sudáfrica fue sometido a: “Un lavado de imagen”, Como si de una casa que espera visita se tratara, las autoridades han decidido hacer una “limpieza” de todos los seres “incómodos” que les pudieran dejar mal ante la opinión pública, ya que no en vano durante un mes el país será visitado por periodistas y autoridades de todo el mundo.
Niños abandonados, lisiados y enfermos sin esperanza que ambulaban por las calles, han sido objetivos de un plan de recogida que los han llevado a centros y asilos. La buena noticia sería que este mundial sirviera para acoger a estos desgraciados de una manera real y duradera y no se trate tan solo de una maniobra cara al público que dure mientras transcurra el evento, para después volver a la situación anterior. ¿Como cambiar la realidad del mundo en donde cada día se nota mas el materialismo, por encima del desarrollo del ser?

Pero no vamos muy lejos, esto ocurre a diario en Colombia, cada que llega un “ilustre” visitante extranjero, lo primero que se hace es ocultar la realidad y pensar que todos estamos hechos del mismo “material”, como dice la canción “Las calaberas todas blancas son, ¿que nos llevamos de este mundo?, nada. Hasta luego.

¡¿Que no le hablen en Chino!